lunes, 31 de agosto de 2009
miércoles, 26 de agosto de 2009
lunes, 10 de agosto de 2009
CREATIVOS ENLINEA (TAREA 10-08-09)
En Marzo de 2003, cerca de la semana santa, iba por la calle y divise un afiche de 3 personas con todas pelucas negras y unas palabras en un rojo furioso que cortaba la grafica: DIVIDIDOS.
Una banda de rock que yo seguía desde mis inicios en escuchar rock nacional, venia a mi ciudad, a tocar en frente mío, iba a poder a ver a Ricardo Mollo haciendo llorar a su guitarra, Diego Arnedo con su bajo machacante y el baterista (de ese momento) Jorge Araujo marcando el ritmo para la denominada “aplanadora del rock”.
Al instante me dirigí al punto de venta con una ansiedad tal por ver a la banda ya convertida para mi en leyenda por la intensidad que transmiten por su shows en T.V. o por revistas especializadas en música, no me importaba nada, si tenia que trabajar al otro día, si tenia que cumplir con otras de mis obligaciones, nada…. solo quería tener la entrada para asegurarme un lugar en ese ritual que se iba a llevar a cabo el día 17 de abril del 2003.
Dos Billetes… uno de diez y uno de dos, eso me costo tener ese cartón con troquel impreso con la leyenda “Divididos en Tandil” solo eso, el resto dejo de tener importancia, seria el miembro numero 151 de los miles que iban a ir al recital, me sentía como miembro de una logia…
Llego la gran noche, en el club Independiente de Tandil, vestí lo mas liviano-croto a la vez, porque sabia que me dirigía a una actividad de mucho desgaste físico, una batalla, un partido, una catarsis física…paso unos cuantos vallados hasta llegar por las puertas y un señor menudito con dos gorilas (en pose intimidante y con caras de pórtate mal y vas a ver) me corta el troquel del ticket y lo guardo en el bolsillo trasero de mi pantalón para no perderlo…
En el campo las banderas flameaban con sentimientos compartidos, mucha gente que no esperaba encontrar ni en un millón de años estaba ahí…cantando las mismas canciones que cantaba yo, el sentimiento era mutuo.
El tiempo pasa, sin banda soporte, y la gente reclamaba por la banda… nada
“Mollo! Mollo!...”nada
“El que no vino a ver a Divididos para que carajo vino eaeaea…”nada
De repente un bombeo! Otro bombeo!.. Tranquilo, semejante al de un corazón…un pulso mucho mas tranquilo al mío que estaba a punto de explotar, se suman a unas líneas de bajo y la gente empieza a saltar, a gritar, a llorar…
“Hola Tandil!” Es nuestra primera vez tocando acá… así que trátennos bien OK?” bromeo el frontman Ricardo mientras sonaban los acordes de “Cajita Musical”, la dos horas que duro el recital fueron intensas, sin parar de saltar, golpear, respirar pasto quemado y rozar con el sudor de las demás…
Después de semejante maremoto humano de 120 minutos me dedique desesperadamente a buscar aquel ticket en mi bolsillo trasero y ahí estaba, húmedo pero intacto… y hasta el día de hoy que lo tengo guardado en mi cajita de recuerdos que espero que cuando me muera me entierren con ella.
ALEWAERTS MARTIN
Una banda de rock que yo seguía desde mis inicios en escuchar rock nacional, venia a mi ciudad, a tocar en frente mío, iba a poder a ver a Ricardo Mollo haciendo llorar a su guitarra, Diego Arnedo con su bajo machacante y el baterista (de ese momento) Jorge Araujo marcando el ritmo para la denominada “aplanadora del rock”.
Al instante me dirigí al punto de venta con una ansiedad tal por ver a la banda ya convertida para mi en leyenda por la intensidad que transmiten por su shows en T.V. o por revistas especializadas en música, no me importaba nada, si tenia que trabajar al otro día, si tenia que cumplir con otras de mis obligaciones, nada…. solo quería tener la entrada para asegurarme un lugar en ese ritual que se iba a llevar a cabo el día 17 de abril del 2003.
Dos Billetes… uno de diez y uno de dos, eso me costo tener ese cartón con troquel impreso con la leyenda “Divididos en Tandil” solo eso, el resto dejo de tener importancia, seria el miembro numero 151 de los miles que iban a ir al recital, me sentía como miembro de una logia…
Llego la gran noche, en el club Independiente de Tandil, vestí lo mas liviano-croto a la vez, porque sabia que me dirigía a una actividad de mucho desgaste físico, una batalla, un partido, una catarsis física…paso unos cuantos vallados hasta llegar por las puertas y un señor menudito con dos gorilas (en pose intimidante y con caras de pórtate mal y vas a ver) me corta el troquel del ticket y lo guardo en el bolsillo trasero de mi pantalón para no perderlo…
En el campo las banderas flameaban con sentimientos compartidos, mucha gente que no esperaba encontrar ni en un millón de años estaba ahí…cantando las mismas canciones que cantaba yo, el sentimiento era mutuo.
El tiempo pasa, sin banda soporte, y la gente reclamaba por la banda… nada
“Mollo! Mollo!...”nada
“El que no vino a ver a Divididos para que carajo vino eaeaea…”nada
De repente un bombeo! Otro bombeo!.. Tranquilo, semejante al de un corazón…un pulso mucho mas tranquilo al mío que estaba a punto de explotar, se suman a unas líneas de bajo y la gente empieza a saltar, a gritar, a llorar…
“Hola Tandil!” Es nuestra primera vez tocando acá… así que trátennos bien OK?” bromeo el frontman Ricardo mientras sonaban los acordes de “Cajita Musical”, la dos horas que duro el recital fueron intensas, sin parar de saltar, golpear, respirar pasto quemado y rozar con el sudor de las demás…
Después de semejante maremoto humano de 120 minutos me dedique desesperadamente a buscar aquel ticket en mi bolsillo trasero y ahí estaba, húmedo pero intacto… y hasta el día de hoy que lo tengo guardado en mi cajita de recuerdos que espero que cuando me muera me entierren con ella.
ALEWAERTS MARTIN
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